Alistamientos para la guerra


 









 Todos lamentaban la guerra, pero el microclima de Villa Ballester hacía suponer que la participación de Argentina era inminente, aunque sin la certeza del bando que ocuparía.  Los alemanes sostenían que los indicios indicaban que se inclinarían por los países del eje, pero si uno leía los diarios nacionales podía suponer que integraría el grupo de países aliados.  

    Lo cierto que eran testigos de cómo los jóvenes que ingresaban a las filas del ejército argentino mediante el servicio militar obligatorio eran despedidos con un baile en su honor organizado por sus familiares y amigos.    Los que estaban incluidos en los beneficios de algún artículo, no dudaban en solicitar la excepción, aunque les valiese la mirada de desprecio de muchos. También estaba la posibilidad que “aquellos que pudiesen verse perjudicados por la excepción, lo haga saber al jefe del distrito militar”

   Los argentinos mayores de edad que hubieran o no realizado el servicio militar se los denominaba reservistas y estaban obligados por la ley 4707 artículo 20 a practicar tiro por una eventual intervención de la Argentina a guerra, con una sanción de 15 días de servicios en un cuerpo del ejército nacional y ser considerados infractores y hasta traidores a la patria para quien no lo hiciera.

  La mejor noticia consistió en la habilitación del polígono de San Martín el 12 de mayo de 1941 y no fue necesario viajar a Ciudadela para la práctica.



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